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Es posible usar el lenguaje inclusivo sin repetir ni aburrir, sin desdoblamientos ni tripletes, equis o arrobas. Es un proceso con el que podemos aprender y divertirnos.
Sinopsis
Este libro es para pensar sobre cómo hablas. Para que te preguntes por qué eliges unas palabras y no otras. Para que encuentres alternativas que te permitan decir exactamente lo que quieres sin discriminar a las mujeres, a colectivos minoritarios, a personas con discapacidad, a nadie. Con humildad e irreverencia, María Martín nos propone un crítico y divertido viaje por el lenguaje inclusivo que reúne un poco de la historia de nuestra lengua y, sobre todo, muchos trucos y consejos prácticos que no siempre se encuentran con facilidad. En este recorrido comprobaremos que algunos dogmas como "el masculino genérico" y "la economía del lenguaje" no siempre han estado ahí. También -y en contra de lo que se piensa- descubriremos que el lenguaje inclusivo no solo nos permite precisar, sino también economizar, si de ahorrar palabras se trata. Veremos ejemplos (nefastos y también loables intentos) extraídos de la literatura, de los medios de comunicación, de las redes sociales, de las campañas publicitarias, de textos jurídicos, y su "traducción" a un lenguaje inclusivo. Tras esta lectura, habremos desterrado por fin la manida idea de que expresarnos de forma inclusiva consiste en usar desdoblamientos y tripletes, de salpicar nuestros textos con equis y arrobas, de repetir, de "afear" nuestro discurso, de aburrir. Reconfigurar nuestra visión y expresión androcéntrica del mundo es un proceso creativo con el que podemos aprender y, de paso, divertirnos mucho.