Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
Vacía, vaciada, olvidada... La despoblación del interior de España ha merecido muchos adjetivos y ninguno bueno. Y, sin embargo, es en las comarcas más remotas donde se localizan muchos de esos pueblos que figuran en las listas de los más bonitos del país, y donde encontramos los espacios naturales mejor preservados precisamente por estar poco habitados y nada industrializados. Estas rutas por la España vacía, ilustradas con bellas fotografías y mapas detallados, transitan por comarcas de Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Galicia, Extremadura, La Rioja, Comunidad Valenciana y Navarra. Son territorios en ocasiones protegidos bajo la figura de un parque natural, como las Bardenas Reales, los Arribes del Duero, la Serranía de Cuenca o al Alto Tajo, y a los que, en general, solo se puede acceder por carretera o pista de tierra. El coche es el medio indispensable, y el destino, parajes increíblemente bellos y solitarios: cerros erosionados, gargantas, ríos, estepas, bosques o dehesas, pero también castillos apartados, monasterios, monumentos o pueblos de indiscutible fotogenia, a veces abandonados, a veces reanimados por sus habitantes, empeñados en mantener viva una tierra que aman y en la que creen. Muchos de estos lugares guardan historias antiguas o recientes que también se cuentan en cada ruta, porque su huella es parte del paisaje, al igual que los cielos cuajados de estrellas, los graznidos de las rapaces, el murmullo de los arroyos o el silencio abrumador, solo atenuado por el viento. Todo esto es lo que sentirás si viajas por la España vacía.