Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
La muerte inesperada de la bella Marsa ha desquiciado al pobre marqués de Sotoancho. Aunque es verdad que hacía un año que no se veían, era su mujer y, como dice él mismo, «he sentido por ella más que por ninguna otra». No logra quitársela de la cabeza mientras hace los trámites para que traigan sus restos desde Colombia. Ni siquiera la idea de ver a su amante, Manuela supuesta princesa austríaca, le mejora el humor.
Está claro que el marqués necesita un cambio de aires. ¿Y qué hay mejor que un safari en África? Ahí no cabe duda de que los aires son, cuando menos, diferentes.
Ni corto ni perezoso y con la ayuda de todo el personal de su finca, La Jaralera, Sotoancho se prepara para lo que será el viaje de su vida. Después de pisar tierras africanas, conocer a sus gentes de piel color ébano y matar a unos cuantos animalillos, nada en su vida volverá a ser igual.