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Sinopsis
ESTA ES UNA HISTORIA DE FANTASMAS, MESAS GIRATORIAS Y MÉDIUMS. Los protagonistas de este libro son dos héroes de su tiempo (el escritor Arthur Conan Doyle y el ilusionista Harry Houdini) y narra uno de los capítulos más singulares e inquietantes del siglo veinte. Doyle, defensor a ultranza de la vida en el más allá y de las supuestas revelaciones de los espíritus, ayudado por la fama deductiva y habilidad casi forense exhibida en los relatos de su archiconocido Sherlock Holmes, libró durante casi toda su vida una cruzada en defensa del mundo de lo oculto. Su autoridad resultaba innegable. Sin embargo, muy pronto iba a tener que enfrentarse a su mayor rival. Durante aquellos años, mantenía amistad con el gran Houdini (Doyle siempre creyó que este realizaba sus habituales proezas con ayuda del mundo sobrenatural, siendo capaz de desmaterializarse a su antojo). Al fallecer la madre de Houdini, un astuto Doyle, decidido a atraerlo a sus filas, organizó una sesión en la que, aseguró, contactaría con su difunta madre y, de este modo, su amigo podría hablar por última vez con esta. La sesión fue un fiasco. Desde aquel momento, Houdini libraría una encarnizada batalla contra Doyle y los espiritistas a la que dedicaría toda su vida. Con sus prodigiosas habilidades, se convirtió en la ruina y el descrédito para un gran número de médiums, al desenmascarar e incluso imitar públicamente sus trucos. Houdini no tenía oponente. Todos le temían. Prácticamente acabó con la reputación de todos aquellos espiritistas contra los que se enfrentó, iniciando largas giras de denuncia.
Pero esta historia también finaliza con fantasmas y una serie de acontecimientos misteriosos y mágicos. Houdini y su esposa Bess habían creado un complejo código que mantenían en secreto y que sería la prueba definitiva sobre el mundo de los espíritus. Se trataba de unas frases que, gracias a un sistema que combinaba letras y palabras clave, lograban formar la frase «Rosabelle cree». Cuando falleció de forma trágica el gran mago, una desconsolada Bess publicó un anuncio ofreciendo una recompensa a quien lograse descifrar el código. ¿Lograría Houdini hablar desde el más allá? Cuando nadie parecía ser capaz de esa proeza, un enigmático hombre llamado Arthur Ford, que afirmaba recibir ayuda de un espíritu, fue completando el código y, finalmente, el 5 de enero de 1929 pronunció la famosa frase. Doyle obtuvo la prueba definitiva: había vencido a su gran enemigo.