Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
Como en los mejores melodramas folletinescos, en la vida de Rita Hayworth, la legendaria «diosa del amor», estrella inolvidable de míticas películas como Gilda, La dama de Shangai y Sangre y arena, hubo de todo : pobreza, soledad, riqueza, fama, sonados amores (David Niven y Howard Huges entre otros), cinco tormentosos matr imonios (entre ellos, con Orson Welles y el príncipe Ali Khan, padre de su hija Yasmin), toda suerte de accidentados episodios producidos por su adicción al alcohol y, para colmo, la terrible enfermedad de Alzheimer que la llevó a la muerte en 1987, sin que la cegadora luz de las candilejas jamás consiguiera borrar del alma de la atormentada Rita el recuerdo de la pequeña Margarita Cansino, hija de un bailarín de origen español quien la obligó, aún adolescente, a formar pareja con él en los más sórdidos escenarios. No es de extrañar que Orson Welles le comentara un día a la autora de esta biografía acerca de su matrimonio con Rita : «Si aquello fue felicidad¡imagine lo que habrá sido el resto !»