Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
El presente volumen ofrece un conjunto de textos que conforman el más actualizado análisis historiográfico de la historia del comunismo y el Partido Comunista de España.
Sinopsis
El 14 de noviembre de 1921 nacía el Partido Comunista de España, fruto de la fusión del Partido Comunista Español (conocido como «el de los cien niños») y del Partido Comunista Obrero Español. A lo largo del siglo de existencia que ahora cumple, el comunismo español ha vivido etapas y situaciones muy diversas, casi nunca fáciles. De hecho, la mitad de ese periodo se corresponde con años de represión y clandestinidad. El nuevo partido sobrevivió a duras penas a una primera década de persecuciones, aislamiento y estéril voluntarismo. Maduró bajo la República, prácticamente se «refundó» como gran partido nacional aferrado a las banderas del Frente Popular y llegó a ser la columna vertebral de la resistencia antifascista durante la Guerra Civil. Derrochó un heroísmo sin horizontes políticos claros durante el episodio guerrillero y se convirtió en el «partido del antifranquismo» en la tenaz y dilatada lucha por el restablecimiento de la democracia. Vivió la transición postfranquista entre la esperanza, el desencanto y el desgarro interno. Hubo de adaptarse a la crisis y desaparición del «socialismo real» en la Europa del Este y a los efectos corrosivos de la larga noche neoliberal, manteniendo sus siglas y su identidad, pero implicándose a la vez en proyectos políticos más amplios y renovando partes sustanciales de su vieja cultura política.