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Sinopsis
En la noche de Acción de Gracias Hanna y Joe, un matrimonio corriente, son violentamente atacados mientras duermen en su casa. Los asaltantes matan a Joe con un bate de crícket y dejan a Hannah al borde de la muerte. Minutos antes de perder la conciencia, Hannah confiesa a la policía que los responsables son su hija pequeña, Dawn, y su novio, Rud Petty. Tras varias semanas en coma Hannah despierta y no consigue recordar nada de lo que sucedió aquella noche, y comienza a dudar de que su propia versión y recuerdos ¿realmente fueron su hija y el novio los asesinos? Lo cierto es que las pruebas parecen señalarles: conocían el código de seguridad de la alarma, Abby, la perra, no ladró, el vecino vio el Nova de Dawn aparcado esa noche en la calle y tenían un motivo. Ese mismo día, Joe y Hannah habían acusado a Rud de robarles algunas pertenencias y este se había marchado airado y ofendido con Dawn. Rud es declarado culpable, pero Dawn tiene una cuartada: su compañera de piso, Opal, declara que llegó sobre las 18.00 de la tarde, que vieron juntas una película y que Dawn no se movió de allí en toda la noche. No pudieron juzgar a Dawn a pesar de que la policía sospechaba que también ella estaba implicada. La novela avanza y retrocede a placer en la vida de las protagonistas con la intención de explicar por qué Dawn pudo estar implicada en el asesinato de su padre (e intento de asesinato de la madre) y por qué es imposible que lo estuviera, como así cree su madre. De hecho, en eso consiste la tensión narrativa de la novela: ¿participó Dawn o no en el crimen de sus padres? Todas las pruebas indican que así fue, pero Hannah Schutt se niega a creer que su hija fuera capaz de hacer algo tan horrible. No tiene sentido. Pero además, el lector, que consigue ser más objetivo que la madre, sufre al trasladarse esta a vivir con Hanna cuando su madre le explica que va hacer todo lo que esté en su mano por recordar lo que pasó. La relación entre madre e hija es asfixiante, todavía no han cortado el cordón umbilical, se odian y se ado an, no pueden vivir la una sin la otra, la vida de una tiene sentido en relación a la vida de la otra. Hannah se ha sentido culpable desde el día en que Dawn se cayó del cambiador, y ha utilizado esa caída para justificarse a sí misma la personalidad de su hija, a quien parece faltarle un telediario. En realidad, Dawn parece tener un grave trastorno de la personalidad. Todo el mundo la cree tonta y solo su familia sabe lo lista y compleja que es. Por eso Iris no tiene ninguna duda de que su hermana ha estado implicada en el crimen de sus padres, otra cuestión es si realmente es capaz de matar