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Sinopsis
La transmisión de la fe es tarea siempre actual para la Iglesia. Es cierto que la fe no puede, en rigor, «transmitirse» como cualquier conocimiento humano; en cuanto es un don gratuito, se acoge agradecidamente. Ahora bien, Dios ofrece el don de la fe por la mediación del «nosotros» de la Iglesia, qu e la profesa en su Símbolo de Fe y la celebra en su Liturgia y en la ofrenda de vida de los cristianos. Una vida de fe que es, a la vez, adoración a Dios y servicio fraterno al mundo se convierte en evangelización significativa y eficaz. La acogida de la Buena Nueva impulsa por sí misma a comunicar el don gratuitamente recibido. «El anuncio y el testimonio del Evangelio son en palabras de Benedicto XVI el primer servicio que los cristianos pueden dar a cada persona y a todo el género humano, por estar llamados a comunicar a todos el amor de Dios, que se manifestó plenamente en el único Redentor del mundo, Jesucristo» (Discurso con motivo del 40º aniversario del decreto Ad gentes, 11 de marzo de 2006).