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La familia Brown topa con él y no salen de su asombro. ¿Un oso que habla y se atiborra de bollos con crema y mermelada? ¿Cómo puede ser tan gracioso? Cuando los Brown deciden llevárselo a casa no imaginan que ese oso entrañable, además de meterse en líos muy divertidos, está a punto de convertirse en un miembro más de la familia.