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Sinopsis
«Estalla la noticia como una bomba en el mundo de las ciencias humanas : Allen Stewart Konigsberg, más conocido como Dr. Woody Allen, nacido el 1º de diciembre de 1935, en Brooklyn, Nueva York, célebre por sus investigaciones sobre el Yo y que siempre tuvo el valor -aunque él lo niegue- de tomarse como objeto de sus propios estudios, acaba de descubrir un nuevo complejo : el complejo de Zelig. La obra fílmica que él dedica al tema, la decimosegunda de su producción cinematográfica, marcará sin duda un hito en la historia del psicoanálisis.» Así podría empezar un artículo sobre Woody Allen, si decidiéramos seguir el juego de ficciones que él mismo nos sugiere en Zelig. ¿Adónde remontará en la mente de Woody Allen la idea de un hombre-camaleón ? ¿Quién sabe si, cuando afirmaba jocosamente hace ya bastantes años : «No lamento sino una cosa en la vida : no ser otro», ya no presentía la íntima necesidad de expresar las vivencias de un Zelig-Allen, recreadas ahora con maestría en un juego visual entre lo falso y lo verdadero ?
Cuando, en su última obra, Recuerdos (guión en Infimos 101), declaraba ya no estar para humor ni risa algunos, poco podía dejar imaginar a sus fans y a sus detractores, que, aunque siguiera meditando sobre temas tan sesudos como el talento, el éxito y sus consecuencias, la cultura de masas, el sueño americano, los problemas de identidad que éstos engendran, volverían a reír a carcajadas durante la hora y veinticinco minutos que dura Zelig.
Pero, como reconoce el propio Allen, «nada es imposible para un psícopata»; quizás por eso concibió a un personaje genial como Zelig, cuya aberración misma es la que hace de él un héroe
Dejémonos, pues, seducir sin reservas por el incontenible impulso creador de este hombre que, película tras película, no hace otra cosa que contarnos su propia experiencia de la vida, que bien podría ser la de todos, o, al menos, la de cualquiera.