Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Sinopsis
En la antigua Islandia, al hombre que había entrado en un grave conflicto con la sociedad (de ordinario a causa de un homicidio) le quedaba un recurso: la emboscadura. Aquel hombre se retiraba al bosque, se convertía en un emboscado. Allí vivía de sus propias fuerzas, apoyado en sí mismo. Se convertía en su propio sacerdote, su propio médico, su propio juez. A veces lo acompañaba su esposa. El «bosque» es aquí un lugar espiritual, metapolítico. Hay bosque en los desiertos y hay bosque en las ciudades; lo hay en la soledad y en la colectividad. El Emboscado es, según Jünger, la tercera figura de este siglo, junto al Soldado Desconocido y el Trabajador. Y también es la persona singular, soberana, que se enfrenta a toda forma de opresión.